Los humanos y la expresión artística han ido de la mano desde tiempos inmemorables. La evidencia más antigua de arte es un pigmento color ocre rojo que probablemente era usado como pintura corporal, hace unos 164 000 años en África. A través del tiempo y a lo largo de diversas culturas se han desarrollado muchos más pigmentos y colorantes, algunos se volvieron tan importantes y reconocidos que son símbolo de épocas y culturas; este es el caso del azul maya, un pigmento tan excepcional que algunos historiadores lo consideran como uno de los mayores logros tecnológicos y artísticos de Mesoamérica.
A pesar de lo que parece indicar su nombre, el azul maya no es un solo azul, puede adoptar toda una gama de azules que transitan del turquesa brillante al azul verdoso y oscuro. Se sabe que se usaba, al menos, desde el periodo clásico (300 d. C.) y hasta la época de la colonia, después de esto la memoria colectiva olvidó cómo prepararlo. En 1931, arqueólogos redescubrieron este color y fue bautizado como azul maya en 1942.
Casetones en el ex convento de San Juan Bautista Tlayacapan, el pigmento azul fue identificado como azul maya (foto de JoAnn Miller).
El misterio del azul maya
Los científicos quedaron maravillados no solo por su color, sino porque hubiera mantenido su brillo a pesar de haber estado expuesto a la intemperie durante siglos. Para mayor asombro, su extraordinaria resistencia no acababa ahí: cambios en temperatura, ataques ácidos, ataques alcalinos, oxidantes y solventes orgánicos no podían hacerle mella; ni siquiera ácido nítrico hirviendo provocaban cambios notables en su color.
Esta anómala estabilidad intrigó a los científicos. Como los compuestos inorgánicos son más estables que sus contrapartes orgánicas, la conclusión lógica era que se trataba de un pigmento inorgánico. Sin embargo, no pudieron asociar al azul maya con ninguna sustancia conocida.
Al analizar al pigmento por medio de difracción por rayos X (una técnica que indica cómo se acomodan los átomos en un sólido) los científicos observaron patrones similares a un mineral llamado paligorskita. Sin embargo, la paligorskita es blanca, por lo que el origen del azul seguía siendo un misterio. Diversos experimentos de mezclas con paligorskita y otros colorantes azules no podían reproducir la estabilidad del azul maya.
Buscando respuestas
En los años 60 surgió una nueva hipótesis: que el azul maya tenía compuestos orgánicos a la par que paligorskita. Esta idea surgió tras calentar al pigmento a temperaturas entre 300 y 400 °C, lo que provocaba la pérdida de su característico color: se volvía gris y terminaba blanco. Esto parecía apuntar a la descomposición de una sustancia orgánica que, de alguna manera, había quedado atrapada en la paligorskita.
En 1966, un científico apellidado van Olphen se encontraba estudiando compuestos de azul índigo con minerales y descubrió cómo sintetizar colorantes resistentes a ácidos. Para lograrlo, el pigmento debía calentarse a temperaturas moderadas (alrededor de 70 °C) por varios días o calentar por poco tiempo a altas temperaturas (de 100 a 150 °C) junto con minerales porosos y con estructuras fibrosas (justo como la paligosrkita). A la fecha no se sabe por qué es que el calentamiento le aporta estabilidad.
Imagen en el microscopio de la paligorskita, se pueden observar la estructura fibrosa (Daiane dos Santos Soares, et al., 2013)
Actualmente se sabe que el azul maya es un compuesto híbrido orgánico-inorgánico entre índigo y paligorskita: el índigo es responsable del color y la paligorskita le aporta estabilidad. Aún no se sabe exactamente cómo interaccionan entre sí, pero se piensa que esta interacción es la que provoca que haya toda una gama de azules.
En la búsqueda por resolver este misterio, científicos han experimentado con nuevas formas de preparar compuestos similares al azul maya, han desarrollado experimentos electroquímicos y modelos computacionales. Sin embargo, los resultados no son concluyentes e incluso llegan a contradecirse; aún se desconoce la naturaleza precisa de las interacciones entre la paligorskita y el índigo.
Una de las estructuras propuestas, en la que el índigo queda atrapado dentro de los canales formados en la paligorskita (Chiari y Ricchiardi, 2003)
También se desconocen las técnicas exactas que usaban los mayas para sintetizar este color. Aunque, tras analizar un tazón que contenía azul maya, se cree que el azul maya era sintetizado mezclando paligorskita, índigo e incienso de copal.
Si bien el método exacto de preparación sigue siendo un misterio, en la búsqueda por encontrar la solución, científicos han descubierto nuevas formas de sintetizar pigmentos similares y esto los ha inspirado a experimentar con otros pigmentos similares (lo que ha dado lugar a toda una serie de colores maya). Esta nueva familia de pigmentos, además de mantener la excepcional estabilidad del azul maya, tienen la ventaja de poder ser sintetizados por métodos amigables con el medio ambiente. Entre los nuevos colores hay algunos que podrían usarse como indicadores de pH (acidez) en estado sólido.
Preparación de un rojo maya: se parte de la paligorskita, se adiciona rojo catiónico X-GRL y se realiza una reacción química con tetraetoxisilano (TEOS). (Fan, et al., 2014)
Arriba: estructura de otros compuestos similares al índigo, abajo: color que forman al combinarse con paligorskita o con sepiolita (un mineral parecido a la paligorskita). (Rondão, et al., 2012)
Pigmentos aún más exóticos inspirados en el azul maya se están sintetizando con colorantes catiónicos (que tienen carga positiva) y organosilanos (compuestos de carbono y silicio) para crear pigmentos muy hidrofóbicos y estables; objetos que tengan este tipo de pinturas no se mojarían, serían muy fáciles de mantener limpios y conservarían su color por mucho tiempo.
Nuevos pigmentos hidrofóbicos: puede notarse que el agua y otros líquidos no mojan la superficie. (Zhang, et al., 2016)
Para saber más
Información general sobre el azul maya (capítulo de libro, en inglés)
- Dong, J., y Zhang, J. (2019). Maya Blue Pigments Derived From Clay Minerals. En Nanomaterials from Clay Minerals. pp. 627–661. doi:10.1016/b978-0-12-814533-3.00013-2
Información general sobre el azul maya (capítulo de libro, en inglés)
- Sánchez del Río, M., Doménech, A., Doménech-Carbó, M. T., Vázquez de Agredos Pascual, M. L., Suárez, M., y García-Romero, E. (2011). The Maya Blue Pigment. En Developments in Palygorskite-Sepiolite Research. pp 453–481. doi:10.1016/b978-0-444-53607-5.00018-9
- Arnold, D. E., Branden, J. R., Williams, P. R., Feinman, G. M., y Brown, J. P. (2008). The first direct evidence for the production of Maya Blue: rediscovery of a technology. Antiquity 82(315): 151–164. doi:10.1017/s0003598x00096514
Información general sobre el azul maya (sitio de internet, en español)
- Reyes-Valerio, C. azulmaya.com
Química de los colorantes (libro, en español)
- Marcano, Deanna. (2018). Introducción a la Química de los Colorantes. Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales: Venezuela.
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