martes, 14 de junio de 2016

Lentes con enfoque automático


La empresa israelí Deep Optics desarrolló una innovadora tecnología que podría dejar obsoletos a los lentes bifocales. La tecnología implica el uso de un cristal líquido al que se le aplica corriente eléctrica para ajustar la reflexión del lente y le han llamado omnifocals.
Esta tecnología ya se usa en los lentes de las cámaras de algunos teléfonos, sin embargo, todavía no se ha implementado en lentes de mayor tamaño; actualmente la empresa ha conseguido que funcione en un lente cuadrado de 20 milímetros por lado, pero esperan conseguir un lente funcional de tamaño completo en dos años.

Prototipo de Deep Optics
Prototipo de Deep Optics

La tecnología omnifocals funciona de la siguiente manera: cuando el portador enfoca su vista sobre un objeto unos sensores infrarrojos en el marco de los lentes miden la distancia que hay entre las pupilas y envían la información a un procesador, este dispositivo calcula entonces la distancia que existe entre el objeto y el portador y envía una señal eléctrica al cristal líquido de forma que sus moléculas se reorienten para que el material tenga la refracción que el usuario necesita para ver con claridad.


El éxito de esta tecnología se basa, principalmente, en las propiedades de los cristales líquidos. Los cristales líquidos son materiales que tienen propiedades de sólidos y de líquidos; flotan, como los líquidos, pero sus moléculas mantienen una sola orientación. Una característica importante es que la orientación de las moléculas de algunos cristales líquidos puede ser modificada al aplicar una corriente eléctrica, de esta forma, cuando se cambia la orientación de las moléculas se cambia la refracción del material; esta característica ha sido aprovechada para crear las pantallas LCD (Liquid Crystal Display).


Los cristales líquidos fueron descubiertos en 1888 por el botánico austriaco Friedrich Reinitzer y el físico alemán Otto Lehmann. Sin embargo, no fue hasta la década de los 60 que los cristales líquidos comenzaron a llamar la atención por los trabajos de Richard Williams, George H. Heilmeier y Pierre-Gilles de Gennes, quienes estudiaron el comportamiento de estos materiales cuando se les aplicaba corriente eléctrica y descubrieron que sus moléculas se reorientaban, lo que abrió la posibilidad de desarrollar tecnologías que aprovecharan este extraño fenómeno.

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